Pulseras acero inoxidable

El acero inoxidable es uno de los materiales más resistentes a la oxidación y corrosión. Mantiene su color plateado original incluso con exposición al agua, sudor o humedad. A diferencia de otros metales, no suele dejar marcas verdes en la piel ni perder su acabado brillante. Es una opción duradera si buscas una pulsera que aguante el uso intensivo sin deteriorarse.

El acero inoxidable resiste perfectamente el contacto con agua dulce, salada y cloro. Muchas personas las llevan puestas constantemente sin quitárselas para ducharse o hacer deporte. Sin embargo, si la pulsera lleva piedras engastadas, esmaltes o cuero combinado, verifica en cada producto si esos elementos adicionales también toleran la humedad.

El acero 316L (también llamado acero quirúrgico) tiene mayor resistencia a la corrosión y suele usarse en joyería corporal o para personas con piel muy sensible. El acero 304 es también de buena calidad y más común en bisutería. Ambos son duraderos, la diferencia está en el nivel de pureza. En productos de calidad superior suelen especificar el grado de acero utilizado.

El peso depende del grosor y diseño de la pulsera. El acero es más pesado que la plata pero menos que el oro. Las pulseras finas o de cadena delgada son ligeras y cómodas para todo el día. Los diseños anchos tipo esclava o con eslabones gruesos tienen más peso y presencia. En las especificaciones de algunos modelos aparece el peso en gramos.

Los rayones superficiales en acero inoxidable se pueden pulir con productos específicos o paños de pulido, aunque no siempre es fácil hacerlo en casa según la profundidad del arañazo. El acero es un material duro que se raya menos que metales blandos, pero si sufre golpes fuertes puede marcarse. Para mantenerlo impecable, guárdalo separado de otras joyas que puedan rayarlo.